miércoles, 31 de agosto de 2011

Lesson 1

Hola...
Mi blog llega a su fin. Después de una tarde intentando hacer un gorro, lo dejo! Es bromaaaa.
Yo, que soy una valiente, he ido a casa de mi madre para que me ilustrara con sus conocimientos. Y así ha sido. Me ha explicado como funciona la máquina de coser, como preparar la tela, como hilvanar, etc. Cuando más o menos ya tenía un trozo cosido, de lo que parecía ser  un gorro, va y me dice: " bueno, ahora lo descoses todo, y lo coses bien, que esto es una chapuza". ¿Cómooooo? ¿Ein??? 4 horas de trabajo para que lo deshaga... ¿Nos hemos vuelto todos locos o qué?
Claro, no había tenido en cuenta (grave error) que mi madre es perfeccionista. Padece la conocida enfermedad Perfeccionitis Crónica. Es una enfermedad que abarca cualquier situación de la vida diaria, desde coser,  a cómo el obrero ha dejado sólo una de las 100 baldosas de la reforma del baño, hasta cómo se presenta la lechuga en un plato. Mi madre, no es costurera, pero es de esas personas en que en cada puntada pone el alma, su esencia, su firmeza, su empeño, su ... su.... vamos, que ya me habéis entendido.
Ante esta situación, tuve que tomar una dolorosa decisión: mentir a mi madre. Le dije que ese era de prueba... que era para practicar, que no me lo iba a poner, bla bla bla.  Anda ya!! Si las puntadas no se ven!!! ¿Qué son cuatro hilachos colgando?? Ná de ná... ¿Qué son unas arruguillas en la tela? Pequeñeces... 
Malo será que en medio de una operación quirúrgica se me desmonte.... y se me caiga dentro de una barriga abierta...
En fin, que yo sigo con todo mi empeño... (de momento).
Bueno, me voy a trabajar. Seguiré poniéndome los gorros desechables...



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